«Si el siglo XX comporta alguna lección para con la humanidad -escribió Solzhenitsyn-, seremos nosotros quienes la habremos dado a Occidente, y no Occidente a nosotros: el exceso de bienestar y una atmósfera contaminante de sinvergonzonería le han atrofiado la voluntad y el juicio». Todavía no sabemos si Rusia logrará hacer realidad ese designio histórico, o si los hostigamientos que sufre lograrán rendirla. Pero en ella hay el ímpetu de una esperanza.
Por Juan Manuel de Prada
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